martes, 30 de octubre de 2007

Londres: Quand on est con, on est con


En marzo, Milio, Neus y yo decidimos aprovechar el final de exámenes para irnos unos días a Londres, donde nos encontramos con mi hermana. Ella se quedaba a dormir en casa de una amiga de Sueca, Núria, y nosotros tres en un hostal al lado mismo de Hyde Park. El viaje fue de lujo, y está muy bien explicado en el blog de Milio. Pero éste sería el otro informe: el de las jruñadas:


En la ida, en Guipavas (aeropuerto de Brest), nos confiscaron prácticamente todo lo que habíamos comprado para comer, y además nos hicieron pagar 8 euros por exceso de equipaje. El madrugón para ir a Carrefour después de la soirée Pink y las despedidas de Isma, Peter y Gorka no había servido de nada. Empezaba el viaje y estábamos jodidos como ardillas y sin comida. Pero lo mejor fueron nuestras últimas horas allí.

Y es que vaya última noche, empezando porque fuimos a una discoteca de la zona de Picadilly donde había que esperar media hora en la cola, y luego sólo conseguías entrar si cada chico va acmopañado de una chica. Es una putada, pero se aseguran que haya 50% y que sea realmente un picadero (porque lo es!). La música está guapísima y el ambiente también. Llega el momento de entrar. Íbamos cargados con la bolsa después de haber estado todo el día pateando la ciudad. Nos registran de arriba a abajo y sorpresa: encuentran pastillas en mi bolsillo (eran para la alopecia, de verdad!). Imaginaos la escenita, con nuestro "inglés de Sueke" intentando explicar lo que era, "is not drugs", "it's for the hair". La mirada del segurata daba cada vez más miedo. Menos mal que al final una chica de Madrid nos ayudó y nos dejaron entrar.


A las 2 decidimos irnos. A las 8 había que levantarse para pillar el avión y estábamos cansados. Nueva jruñada: Pillamos un bus que no tenía parada donde queríamos. Luego llama mi hermana diciendo que me había dejado la cámara en su bolso. Había que ir a casa de su amiga a esperarla. Llegamos antes que ellas y nos tiramos en el suelo como vagabundos muertos de frío y de sueño esperando a que volvieran. Eran momentos de auténtica agonía. Pero la cosa no acababa ahí.

Un rato después, y ya con la cámara, nos dormimos en el bus y aparecimos en Picadilly otra vez. Milio dice que nunca había reído tanto. Reir por no llorar. ¡Era como volver a empezar! Al bajar, me di cuenta que había perdido la Oyster*. Volvíamos a estar allí tirados esperando un bus. El chófer se lo curró y no me hizo pagar. Peeeeero, nueva cagada: Había que bajarse en Hyde Park, pero Milio se confundió y bajamos en Green Park. Cuando nos dimos cuenta de que no era ahí ya era demasiado tarde. El bus se piraba. Nos pusimos a correr detrás de él hasta que lo perdimos. Llegamos a una bifurcación y no sabíamos para donde ir.


Pasó un bus por allí cerca y eso nos ayudó a ver cual era el camino. Llegamos a la siguiente parada y vimos que aún faltaban 25 min. para el siguiente bus. Esta vez sí que me tocó pagar: ¡2 libras! Finalmente, llegamos al hostal a las 5.30 de la mañana.


La, posiblemente, peor noche de nuestras vidas había acabado. Pero las jruñadas no. ¡Nos quedamos dormidos! Era lo que faltaba. Hacer la maleta a toda prisa y corriendo a coger un autobús que nos tenía que llevar a Lutton... pero no sabíamos donde era la parada. Tenía que ser una de las de Oxford Street (una de las principales avenidas de Londres), pero no sabíamos cual. Vimos pasar uno que no paró en ninguna. Un rato después, vimos otro. Si perdíamos ese, perdíamos el avión. Y...

Si.

Lo habéis adivinado.

Nos echamos al medio de la calle para que parara y nos dejara subir. Ahí, liándola parda. Con dos cojones. ¡Qué grande! Por fin teníamos algo de suerte. Por si fuera poco, ya en el aeropuerto de Brest, vimos que alguien había roto mi maleta, aunque no faltaba nada. Y la última: el bus que llevaba del aeropuerto a la ciudad era de 16 plazas. Milio y yo éramos... A ver si lo adivináis. Por increible que parezca, éramos el 17 y el 18, así que nos tocó esperarnos 1:40 hasta el siguiente.

A veces pienso que si todos los viajes fueran así pocos se atreverían a salir de casa. Pero es que gruñas como nosotros no se encuentran todos los días :). A pesar de todo, decir que la ciudad vale mucho la pena y no me arrepiento de todo aquello.


Y es que, quand on est con, on est con....

*Oyster: Bono de transporte que se usa en Londres (y que vale una pasta: 30 mauros a la semana)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hello. This post is likeable, and your blog is very interesting, congratulations :-). I will add in my blogroll =). If possible gives a last there on my blog, it is about the Teclado e Mouse, I hope you enjoy. The address is http://mouse-e-teclado.blogspot.com. A hug.